"“Sentado en aquel banco antiguo, recubierto de infinitas capas de pintura verde, nota como el sol penetra en sus poros y le transmite aquella sensación reconocible y reconfortante de serenidad y relajación”
Aquél parecía que iba a ser un viernes cualquiera, intrascendente como tantos otros para Carlos Belmonte, abogado sin ejercer, ingeniero a medias y escritor de éxito remoto. Así hubiese sido si en un momento dado, atraído por un hecho en apariencia insignificante, no se hubiese levantado de aquel banco.
Sin embargo aquel día el destino había decidido divertirse con él y a partir de aquel momento Carlos se encuentra en …
Narrar la historia de la filosofía es una tarea tan ardua como apasionante. Primero porque cada autor ha dejado su rúbrica personal al transmitir sus ideas. Y, segundo, porque el historiador añade un relato propio al devenir de las ideas filosóficas.
La mejor historia de la filosofía sería la suma de cada ensayo, carta, tratado, novela, poema, diálogo, confesión, utilizados por los autores para envolver sus ideas y compartirlas con el público. Pero, dado que esto no es posible, ¿por qué no escribir la historia de las ideas filosóficas con el estilo propio quien se afronta tal desafío?
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia y nuestros servicios analizando su navegación en nuestra web y cómo interactúa con nosotros y poder mostrarle publicidad en función de sus hábitos de navegación. Para consentir su utilización, pulse el botón “Acepto”. Puede obtener más información consultando nuestra Política de Cookies.