Esa edición surge en un momento mundialmente muy difícil. Una extraña cosa llamada -neoliberalismo- parece ser la causa de todos los males, y si efectivamente coincide con las medidas descritas por Mises como -intervencionismo- no es extraño que sea así. La crisis del 2008, por lo demás, desató una nueva andanada de críticas -contra el capitalismo-, al mismo tiempo que ha sido una nueva oportunidad para que los austriacos muestren la capacidad explicativa de la teoría del ciclo y lo lejos que está el mundo actual de ser un -mercado libre-. Pero la cuestión es que tanto defensores como detractores …
Esa edición surge en un momento mundialmente muy difícil. Una extraña cosa llamada -neoliberalismo- parece ser la causa de todos los males, y si efectivamente coincide con las medidas descritas por Mises como -intervencionismo- no es extraño que sea así. La crisis del 2008, por lo demás, desató una nueva andanada de críticas -contra el capitalismo-, al mismo tiempo que ha sido una nueva oportunidad para que los austriacos muestren la capacidad explicativa de la teoría del ciclo y lo lejos que está el mundo actual de ser un -mercado libre-. Pero la cuestión es que tanto defensores como detractores de una extraña globalización [Sobre globalización y Escuela Austriaca de Economía, ver Ravier, A.: La globalización como orden espontáneo, Unión Editorial, Madrid, 2012] la consideran como igual al libre mercado, error que cometen ambos grupos. Mientras tanto la pobreza, la desnutrición, la desocupación y otra serie de males terribles, frutos todos del estatismo globalizado, siguen en aumento. Ningún esfuerzo de difusión, con respecto a la verdadera naturaleza del libre mercado, es por lo tanto vano. El mundo ha devenido en un campo de batalla. La paz y el libre comercio no son, frente a ello, una utopía. La utopía destructiva es creer que el mundo pueda seguir como está.
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