Hasta que el canónigo Loaysa decide inventariar a fines del siglo
XVII, sistemáticamente, la losas sepulcrales de la Catedral de Sevilla, nadie
se había percatado de la importancia de algo (en los pies mismos) que había
adquirido solera arqueológica. Su recopilación de epitafios y la de sus
continuadores cobra, si cabe, más importancia si se tiene en cuenta que las
obras en el edificio llevadas a cabo en los siglos XIX y XX, hermoseando su
pavimento, eliminaron de paso el concepto de 'templo', bajo una serie de
condiciones, como cementerio de eclesiásticos, cofradías, fundadores de
capillas o seglares adinerados, pues …