Esta novela, ganadora del Premio Alfaguara de novela de 2005, es la recreación de una época fascinante de la humanidad, la de los descubrimientos y la atracción por lo desconocido, que trasciende el marco histórico para convertir su escritura deslumbrante en un acto de libertad.

En 1298, Rustichello de Pisa vive su decimocuarto año como rehén de guerra de los genoveses. Este escribano viejo y cansado alguna vez copió manuscritos para las casas reales más grandes de Europa, pero ningún monarca parece ahora interesado en pagar su rescate.

Su destino cambia cuando un nuevo prisionero viene a compartir su celda. Es Marco Polo, el viajero veneciano que llegó a los confines del Oriente. Rustichello adivina enseguida el tesoro que tiene entre manos, y así da comienzo a una epopeya secreta y grandiosa: la redacción, a partir de los relatos de Marco Polo, de una obra que le atraerá de nuevo el favor de los príncipes cristianos, el Libro de las maravillas del mundo.

En estos relatos hay personajes asombrosos. Amadeo no es exactamente un gigante, pero casi... ¡y llora gladiolos! Luis y su perro Cuis se enfrentan al temible Monstruogrís. Carloncho es un gato que sabe jugar al truco y se transforma en estrella de circo, y Carmela tiene un problema: ¡las palabras se le vuelven cosas!

Este libro tiene cuentos cortos, ideales para primeros lectores. Fue distinguido con el Premio Lazarillo (Accésit) que otorga el Instituto Nacional del Libro Español e incluido en los recomendados por White Ravens. Graciela Montes creó estos seres peculiares, cuyas historias todos querrán leer y releer.

La guerra de los panes es un libro que, sin dudas, seguirá abriendo las puertas a la lectura de muchos chicos. Un libro fiel al estilo de Graciela Montes, con buenas cuotas de humor y riqueza literaria.

¿Qué barrio no tiene una panadería... Y hasta dos? ¿Qué barrio no tiene sus expertos en flautas, en felipes y en miñones? En cambio, no creo que sean muchos los barrios donde se haya desatado un duelo tan terrible de cortezas y de migas, una guerra tan crocante y tan sabrosa, como la que tuvimos que vivir los vecinos de Florida.

Un relato compuesto por dos historias. Mucha fantasía, fuegos artificiales, dos hermanas que crecen y ya no comparten todo como antes y un dragón que devuelve la magia.

Este libro tiene dos historias: una corre por la parte de arriba de la página, la otra, por abajo. Cada uno descubrirá la forma más entretenida de leerlo. ¿Y qué más hay en este libro? Dos hermanas que se preparan para la fiesta de fin de año en su terraza, una gata que se llama Yugoeslavia, una extraña Manta Oscura, ciudades hechas con miga de pan, el Manual que escribió Paula y, por si esto fuera poco, una uña perfecta, brillante y rosada que casi seguro es una uña de dragón.

Premiado por Alija (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil, en 1992), este relato te permitirá conocer parte de la obra de Graciela Montes. Una invitación a disfrutar de la palabra escrita y a desplegar sin límites la imaginación.

Tener un monstruo palpitante y mordiente alojado en un lugar tan íntimo como un bolsillo tal vez pueda asustar a algunos. Pero no a Inés. Inés le da la bienvenida.

"Ahí fue cuando metí las manos en el bolsillo del delantal y sentí algo peludo, tibio y que además, mordía." Y se desencadena la historia. Tener un monstruo palpitante y mordiente alojado en un lugar tan íntimo como un bolsillo tal vez pueda asustar a algunos. Pero no a Inés. Inés le da la bienvenida. Porque Inés, tan flaquita y silenciosa, tan titubeante, tan pequeña, tiene un deseo muy grande -un deseo tan grande que apenas si le cabe en el cuerpo- de que le sucedan cosas maravillosas, terribles y extraordinarias.

Un monstruo personal, secreto, privado, es justo lo que andaba necesitando. Sin embargo, convivir con un monstruo nunca es fácil... Y el de Inés parece decidido a no abandonarla.

Este libro reúne los siete cuentos cortos de la serie Federico Crece. Ideal para primerísimos lectores, aquellos que empiezan a descubrir el mundo.

Federico dice no: Cuando Federico se enoja o encapricha le gusta sentirse diferente a sus papás. Entonces, dice "no", aunque a veces sí quiera...

Federico no presta: Cuando Federico recibe a su mejor amigo, sus juguetes son solo de él y no los quiere prestar. Cuando él va de visita se enoja mucho y la angustia crece si el dueño de casa tampoco presta. De a poquito va descubriendo que el juego es más entretenido y dura más si las cosas se comparten.

Federico se hizo pis: Cuando va a la plaza, Federico se entretiene tanto jugando que no se da cuenta de que que le vinieron las ganas de hacer pis. Aprender a ir al baño también lleva un tiempo.

Federico va a la escuela: La escuela es grande y hay muchos chicos. También hay juguetes interesantes y muñecos que le llaman la atención. Tal vez, en unos días se anime a quedarse un rato más y conocer nuevos amigos.

Federico y el mar: El mar viene y va, se asoma y lo invita a nadar, pero es tan grande que a Federico le da miedo. Primero un pie, luego un poco más. Con un poco de ayuda es mucho más divertido y fácil.

Federico y el tiempo: Cuando visita a su abuela, Federico descubre fotos de cuando era pequeño. El tiempo pasa, se detiene en algunos recuerdos, se va haciendo más tarde y toca tomar la leche. Pronto atardecerá y así transcurrirá el tiempo que nunca deja de pasar.

Federico y su hermanita: Cuando mamá y papá regresaron del hospital trajeron a una hermanita a la que todos miran y miman. Fede tiene tanta bronca que la quiere hacer llorar, pero se le acerca y ella le sonríe. Entonces descubre una nueva amiga con quien jugar.