En el escenario nublado por el humo y los recuerdos de un viejo bar de jazz, se cruza un calidoscopio de seres humanos iniciáticos o rotos, envueltos en la melodía nostálgica del piano, el saxo y los susurros -a veces gritos- de los fantasmas del pasado, el deslizar de los naipes y la caída silenciosa de la nieve. Charlie el vendedor de pesadillas, una dama de edad equívoca que oculta sus medias rotas bajo un colchón de soledades, Ramón el camarero, Greta la Negra...Ases en la manga, damas de corazones, Straigh Flush para escapar de un mundo envuelto en niebla, …
Mientras Sam trota sin mucha convicción por el madrileño puente de Segovia, un desconocido se dirige a él y asegura ser su amigo del alma, Alberto Delgado, al que hace más de diez años que no ve. Sam duda unos minutos hasta que un comentario disipa su recelo. Alberto ha cambiado muchísimo para mejor: pertenece al cuerpo diplomático, nada en la abundancia y tiene un aspecto estupendo, incluso el mismo pelo que tenía de joven; por su parte, Sam ha engordado, su descuido indumentario es completo (igual que el de su piso, donde pasa casi todo el tiempo), malvive de …
Al final de su vida, en el año 1195 de los cristianos y 589 de la Hégira, Sarah Avenzoar ùnieta del famoso médico Abu Marwan Avenzoar y médico ella mismaùrememora su infancia en Sevilla, rodeada de tratados de poesía y medicina: allí conoce a su abuelo Abu Marwan, recién llegado del destierro, y al ilustre Averroes, ante quien se hace merecedora de la iyaza, el permiso para atender y curar a mujeres y niños. Con el paso de los años Sarah se desplaza a Marrakech y ejerce la medicina en el harén del califa, donde se verá envuelta en las …
"Tercio se echó sobre su manta y se dispuso a dormir. Scaeva hacía recuento, con mucha prudencia, del botín de oro y plata que había recogido de brazos y cuellos de los soldados dacios. El niño clavó sus ojos en unos brazaletes de oro. Los mismos que el Zurdo había cortado de la mano de un guerrero dacio poco antes de que el chico le atacara con su falx. No se le olvidó al hispalense aquella mirada. Tan especial. Guardó bien su botín de la codicia de los otros. Y se echó a dormir. Aquella noche lo hizo completamente feliz: …
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