Verenize • de Veda no quiere morir.
Ha sacrificado demasiado de sí mismo en construirle un imperio a su difunta hermana, para cuando por fin se reencarne, y no está dispuesto a rendirse tan pronto. Doscientos años de soledad no son nada; podría aguantar otros doscientos, cuatrocientos, seiscientos, podría soportar toda una eternidad esperándola, siempre mientras supiera que, algún día, ella volvería.
Pero el fantasma de Sera le dijo que pronto sería libre, y acto seguido condujo al Séquito hasta el arma profetizada para matarlo.
Nize no puede dejar de pensar en eso. De preguntarse si será su propia hermana otra traidora más, otro recuerdo amargo …