La Semana Santa de
Jerez de la Frontera es una de las cinco grandes celebraciones pasionistas
andaluzas y es el reflejo espléndido y
sorprendente de una sociedad fervorosa, religiosa (a su manera), culta y
viva, que evoca una estética soñada, como la que captaron el abulense Juan
José Serrano o el arcense Eduardo Pereiras Hurtado, pero sin que quede
fosilizada en aquellas vetustas imágenes en sepia. La fiesta mayor conoció
las influencias austeras, místicas y barrocas, románticas, populares y
flamencas, y se sobrepuso a las crisis sociopolíticas; floreció en los años
de la Belle Époque primo-riverista y en su secuela …
La Semana Santa de
Jerez de la Frontera es una de las cinco grandes celebraciones pasionistas
andaluzas y es el reflejo espléndido y
sorprendente de una sociedad fervorosa, religiosa (a su manera), culta y
viva, que evoca una estética soñada, como la que captaron el abulense Juan
José Serrano o el arcense Eduardo Pereiras Hurtado, pero sin que quede
fosilizada en aquellas vetustas imágenes en sepia. La fiesta mayor conoció
las influencias austeras, místicas y barrocas, románticas, populares y
flamencas, y se sobrepuso a las crisis sociopolíticas; floreció en los años
de la Belle Époque primo-riverista y en su secuela nacionalcatolicista; se
adaptó al moderno flower power que llegó a ritmo de folk, pop y rock and roll,
o explosionó en un modelo global y depurado, con un lenguaje teatral,
cinematográfico y televisivo. Se
trata de una Semana Santa de primer nivel fenomenológico y patrimonial,
revalorizada, tradicional e innovadora, con seleccionadas adherencias y
creatividad, y con una mirada orgullosa, desafiante y confiada en su futuro.
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